Esto es lo que sucede en ‘Man in the Chair’, película escrita y dirigida por Michael Schroeder, cuando Cameron Kincaid (Michael Angarano), un joven estudiante, desea hacer una película a fin de ganar una beca para estudiar cine, conoce a Flash Madden (Christopher Plummer), un cinéfilo alcohólico que trabajó en la producción de Ciudadano Kane, durante una proyección de Sed de Mal en el New Beverly Cinema. 

Tras la insistencia del joven por contar con Flash (el apodo se lo puso, según cuenta, el mismo Welles) para la producción de su película, este acepta, a cambio de habanos y whisky. Así lo lleva a conocer a Mickey Hopkins (M. Emmet Walsh), un guionista retirado –hacía 35 años que no solicitaban de sus servicios- que vive en un asilo. Luego que Cameron vea las condiciones en la que vive Mickey, decide que la película trate sobre el maltrato que reciben los ancianos en los asilos.

Así es como Mickey, Flash y todo el grupo que trabajó con este en la producción de Sed de Mal, se unen al proyecto de Cameron, más la influencia de Madden para que un viejo productor, Taylor Moss (Robert Wagner), financie su proyecto fílmico.

En ‘Man in the Chair’ ambos personajes luchan con problemas personales, en el caso de Cameron, conflictos en casa con su padrastro y Madden el alcoholismo y nostalgia por la soledad, que lo llevó a casi arruinar el proyecto. Sin embargo, su amistad se solidifica y así Flash apoya a Cameron en su sueño de convertirse en el “hombre en la silla” (director).

Con esto es de destacar la brillante actuación de Plummer, quien no solo anda filosofando sobre las frases de Nietzsche y derrocha sapiencia sobre cine, sino, se retrata a un humano más con conflictos en la vida, como se muestra cuando libera a los perros de la perrera, en un afán de darles una noche de libertad.

Una película con calidez humana, muy emotiva y que llama a la reflexión, tras lo que hizo prometerle Flash a Cameron de no olvidar nunca a quienes lo ayudaron a hacer realidad su película. A esto se le suman las abundantes referencias a otras películas, al ya mencionado Welles, se le suman Christine de John Carpenter, una mofa a Charlton Heston en Sed de Mal, el estilo fílmico de Hitchcock y más.